miércoles, 10 de junio de 2020

El ojo de Odin

¿Cómo se puede ver todo y nada al mismo tiempo? Sumergido aun en las aguas de la sabiduría del pozo de Mimir (de las que una raíz de Yggdrasil bebe), se encuentra el ojo izquierdo de Odín. Imbuido en aquel elixir de saber, pero cercenado de los medios para alcanzar sinapsis alguna. Ningún nervio óptico, vaso sanguíneo o neurona se ha aventurado fuera de las aguas del pozo. La Voluntad de Wotan devenida en un globo ocular suspendido en las aguas primordiales. Así todo, por una profunda y sencilla relación entre "dar-recibir", a Odín se le concede un poco de sabiduría a cambio de su Voluntad. El ojo sacrificado es y no es útil. Ve y no ve. Cómo cualquier internauta actual inundado de ads, ruido, caos, (des)información y verdades de toda índole. Flotamos en un océano de datos, dónde una u otra red (web) nos arrastraran a ciertas conclusiones. El líquido informático guía nuestro globo ocular, demandando Voluntad. Saturados, vemos pero no vemos. Nos dejamos llevar por las corrientes submarinas de las napas del Mundo, que al no encontrarse con ninguna resistencia, manipulan el ojo de un punto a otro. Hoy no vemos pero tal vez mañana, sacrificio mediante, algo se nos revele.


Ya hemos recibido conocimiento antes, pero no logramos asirlo. Está, pero no está. Como ese ojo debemos entregarnos a la Voluntad para conseguir un poco de Sabiduría. 

Desde este espacio velamos por las aguas de este manantial primordial, afluente del gran océano de Maya (la Matrix), de las subterráneas aguas sumerias, del gran océano primordial del Génesis Abrahamico, del caldo de cultivo de toda la vida en el planeta. En su custodia, como el una vez completo Mimir supo hacer, se demandará siempre un poco de Voluntad para poder llenar el cuerno que cada viajero traiga consigo. La cantidad de agua que cada cual beba dependerá de su sacrificio y del cuerno personal de cada quién. 

La cabeza de Mimir acompaña al héroe. Cuelga del cinto del "Padre de todos" (Allfather), quién hasta hoy busca consejo en la eternamente activa mente de su tío materno. 

Conociendo que la Verdad siempre depende de una pregunta ¿Qué querrá hoy, maravilloso héroe u heroína, aprender de la cabeza? ¿Sacrificará el equivalente del ojo de Odín por un poco de conocimiento? 

Tal vez sólo logremos aventurar un pequeño vistazo de aquel ojo sumergido. Que con suma nitidez enfoca, de vez en cuando, algo interesante en la líquida atmósfera que lo rodea.

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